Realización de análisis de hoja para comprobar el estado nutricional de la planta, análisis de suelo para detectar posibles problemas tanto físicos como químicos, análisis de aguas de riego para que la aplicación de estas a la planta se pueda efectuar con total tranquilidad y no acarree efectos negativos en la misma.
A veces un bajo rendimiento en un cultivo o un pobre desarrollo del mismo puede estar causado por la falta de nutrientes o el desequilibrio de los mismos en el suelo. La tierra es el sustrato donde los vegetales se desarrollan y de ella toman tanto la mayor parte de los nutrientes como el agua para desarrollar su ciclo productivo. Por ello es muy importante conocer las características del suelo de nuestra parcela, ya que sabiendo esto podremos conocer si los nutrientes que necesita el cultivo se encuentran en el sustrato y si estos pueden ser absorbidos y asimilados por los vegetales, actuando mediante enmiendas para corregir las deficiencias encontradas y aplicando los productos fertilizantes más adecuados al tipo de suelo que tengamos, con el fin de evitar que algún nutriente sea bloqueado en la matriz del suelo.
Una forma de conocer el estado nutricional de un vegetal es mediante el análisis de alguno de sus órganos. El análisis foliar en cultivos leñosos se ha demostrado como un método muy eficaz para comprobar el nivel en el que se encuentran los distintos nutrientes en la propia planta. El que una planta no tenga una nutrición correcta puede acarrear un debilitamiento de la misma que le puede debilitar ante cualquier tipo de estrés y hacer más sensible ante enfermedades y plagas, disminuyendo las producciones o llegando al extremo de la pérdida de la planta. Puede ocurrir que aunque tengamos un suelo bien fertilizado los nutrientes no se encuentren en formas asimilables para la planta o estén bloqueados en él. En este caso se puede proceder a realizar una fertilización foliar o la adicción al suelo de productos que puedan ser fácilmente asimilables por parte de la planta.
Por último cabe decir que aunque el riego ha resultado claramente beneficioso para la regularización de rendimientos en climas con gran variabilidad como el mediterráneo, puede darse el caso de aparecer problemas en la plantación derivados del empleo de aguas no aptas para nuestro cultivo. Entre los problemas que puede tener el agua de riego están: salinidad, sodicidad, pH inadecuado, contaminación por elementos tóxicos, etc. Por ello es necesario conocer el agua que estamos aplicando a nuestro cultivo, ya que el riego con esta agua puede acarrear más problemas que beneficios a nuestra plantación.