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Consultoria agraría

El suelo además de soporte físico, constituye un almacén de agua y nutrientes para los cultivos. Esta capacidad de almacenar agua y nutrientes varía en función de sus características físicas y químicas, pero también se ve afectada por las prácticas agrícolas; por ello estas prácticas deben ir encaminadas a mantener la estructura y la materia orgánica del suelo, fundamentales para favorecer la infiltración y el contenido de agua.

Los sistemas de mantenimiento de suelo en cultivos leñosos han ido evolucionando. El manejo tradicional ha sido el laboreo que, debido a los graves problemas de erosión como consecuencia de la pérdida de estructura y de materia orgánica, ha ido dando paso a otros sistemas como el no laboreo con suelo desnudo (poco recomendable también para frenar la erosión), o la implantación de cubierta vegetal en las calles del cultivo.

Seguidamente se presentan algunos datos sobre el establecimiento de cubiertas vegetales en cultivos y su manejo.

Cubiertas vegetales vivas:

  • Cubiertas espontáneas: es aquella que nace en la propia finca y está compuesta por plantas muy diversas. Esta diversidad dificulta enormemente su manejo, ya que es difícil encontrar un método que sea eficaz para todas las especies. Para evitar este problema se suele recurrir a una cubierta espontánea seleccionando solo un grupo de especies. Para ello, se tratará con un herbicida específico para eliminar las que no nos interesen. Al conseguir una cubierta compuesta solamente por especies similares en ciclo fenológico y en su respuesta a herbicidas o intervenciones mecánicas, se facilitará enormemente su manejo.
  • Cubiertas sembradas: en ocasiones el desarrollo de una cubierta espontánea es complicado. En estos casos es recomendable instalar una cubierta sembrada. Las cubiertas sembradas pueden ser de varios tipos y la elección dependerá de varios factores como: el objetivo que se persigue, la disponibilidad de semilla, las preferencias del agricultor o del técnico, etc.

Las características que debe cumplir una cubierta vegetal viva son: rápida emergencia y desarrollo, cobertura eficaz del terreno y abundante formación de biomasa y por último que presente una altura adecuada para su manejo.

Cubiertas vegetales no vivas o inertes:

Entre las cubiertas no vivas destaca el uso de restos de poda, sin embargo su empleo entraña riesgos si no hay seguridad de que el material vegetal esté libre de patógenos. También pueden ser empleadas como cubiertas inertes las piedras, aunque pueden dificultar las labores de cultivo y el paso de maquinaria.

 

Pasamos ahora a dar algunas recomendaciones sobre el manejo de las cubiertas vegetales, no obstante es imposible dar recomendaciones generales para el manejo de cubiertas vegetales.

  • Siembra: en el caso de las cubiertas sembradas la preparación del suelo es fundamental. Se pueden emplear tanto sembradoras convencionales como esparcidoras o abonadoras. Las semillas deben enterrarse someramente para facilitar la emergencia e instalación de la cubierta y para evitar la depredación por parte de hormigas y otros artrópodos.
  • El abonado: en terrenos pobres o compactados, tanto si la cubierta es sembrada como si se deja crecer de forma espontánea, es necesario un abonado que favorezca su óptimo desarrollo, aumentando así la producción de biomasa y la cobertura del suelo.
  • El control de la cubierta: este es el punto crítico para conseguir el éxito en el empleo de cubiertas vegetales y mantener los niveles de productividad del cultivo. Es difícil determinar la fecha exacta para la eliminación de la cubierta ya que puede variar de unos años a otros, dependiendo de la precipitación y temperatura.

Entre los métodos para el control de la cubierta se incluyen: la siega química, la siega mecánica, el pastoreo y el laboreo.

El problema a la hora de utilizar la siega mecánica es que hay especies rastreras que escapan al punto de corte de las desbrozadoras y otras con gran capacidad de rebrote, que requieren de varias intervenciones para conseguir un control eficaz. Con el pastoreo el efecto es similar.

La siega química con herbicidas es a priori el método más eficaz de control, pero pueden aparecer especies resistentes, especialmente en cubiertas espontáneas, además entraña riesgo de contaminación y fitotoxicidad.

La eliminación de la cubierta mediante laboreo está limitada por la normativa de condicionalidad, sin embargo técnicamente debería ser autorizada para permitir la biofumigación y el abonado verde.

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